Manolo Ferrer, un buen compañero de El Pilar, se encontró al cabo de los años con el Padre Salinas, Director del Colegio en los años 1963 a 1966.
Manolo, iniciada la conversación y a la vista de los derroteros, lo invitó a su casa a tomar café para hablar tranquilamente.
Lo contado respondió a la pauta habitual en estos casos. Dudando en su continuidad como sacerdote convino con los superiores en cumplir un tiempo de reflexión en un centro de sudamérica (lo que también era una forma de apartarlos discretamente de la escena).
Allí el padre Salinas se casó y tuvo un par de hijos.
Pero en los marianistas no le reconocieron el tiempo de trabajos prestados (cotización a la SS) y le retenían el título de licenciado que le correspondía por sus estudios.
Total que el padre Salinas tuvo que dedicarse a la venta a domicilio, para subsistir y alimentar a su familia .
– y qué vende Ud.?, le pregunta Manolo
– vendo material de limpieza, fregonas, detergentes, bayetas…
Terminado el café y la charla y ya en la puerta de la casa Don José María se vuelve y le dice:
– perdona Manolo, esta conversación no puede terminar así. Me dedico a la venta a domicilio y he estado agradablemente contigo en tu casa, pero espero que me hagas tu pedido.
Y Manolo le hizo el pedido.
Al P. José María Salinas S.M., tuve la ocasión de tratarlo en 1963 y me pareció una persona culta y afable.
La presión del cambio venía de la evolución del propio franquismo a la par que del fuerte crecimiento y desarrollo social. El mero continuismo ya no era posible.
Algunos se adaptaban mejor que otros.
El padre Emilio Ortega Sebastián (1928 – 2005), burgalés, fue un querido y brillante profesor. Ciertamente tenía predilección por determinadas familias con las que solía irse los fines de semana al chalet de Jávea o a Bronchales. Además, le acompañaba la fama de buen jugador de tenis.
Angel Parra, un compañero de San Sebastián, me comentó que, retirado de la docencia y dedicado a la Editorial S.M., en Zaragoza, era muy buscado como pareja en el elitista club de tenis local, lo que incluía también la comida en su exclusivo restaurante.
El padre Emilio me planteó ingresar en el Noviciado Marianista de Elorrio, donde estuve 10 meses.
Pasados pocos años me crucé con él por la calle y me acerco a saludarle.
-padre Emilio, cómo está?
-quién eres?, no recuerdo…
Y no recordó.
A los marianistas, como al resto, ya no les salía a cuenta mantener la actividad docente con sus clérigos. Los colegios y la editorial S.M. iban viento en popa. Pero, como hemos comentado, la gente se le iba a puñados. Para dejar el pueblo ya no era necesario hacerse fraile.
Se acabó la mano de obra barata no sujeta a legislación laboral ni civil. Un problema muy serio para las congregaciones religiosas, metidas de lleno en el fuerte proceso de expansión.
Jesús Lacalzada, creo que riojano, llevaba 10 años como marianista y le tocaba comprometer su continuidad. Como dudaba le proponen lo siguiente:
Te vas a Paris o donde quieras, el tiempo que veas. Te damos el dinero que haga falta. Pásalo bien, prueba las experiencias que quieras y te vuelves.
Te darás cuenta que no es para tanto y que se está mejor dentro.
Por último volvamos otra vez con Manolo Ferrer.
Por la mañana se confiesa (con 13 o 14 años?), con el padre Juan, que con la chacha que tenía en casa hacía tonterías. Ni idea de qué tonterías pero tonterías.
Al mediodía le dicen que se presente en Dirección. Acude y allí están sus padres, el director del colegio y su confesor.
Le montan la consabida bronca y al final acuerda el director con los padres de Manolo despedir a la chacha.
2.- La enseñanza y los profesores
En conjunto, la enseñanza fue muy buena, tanto por los profesores como por las actividades que se hacían.
En parvulitos y primaria, al profesorado -generalmente maestros ya mayores- se le veía preparado. Así D. Félix Bergareche, que tenía fama de pegón, desapareció un tiempo y cuando regresó era un profesor sonriente y afable con todos. Se decía que había estado en Suiza.
De esta época son D. Paulino, Don Marcos, Don Desiderio (bellísima persona y antiguo legionario), D. Antonio Tomé y Don Alejandro Rodríguez (que nos llamaba a cada uno por nombre y dos apellidos). Y al inefable D. Vicente Barreira (el camello) en Dibujo. De C.E.O. estuvo muchos años el padre Julio de Hoyos, que sucedió al P. Eladio Ochoa. Y una vez al año venía el Padre Armentia, el Inspector General que todavía en alguna foto lucía boina de los Tercios de Requetés. Y quién sabe si pistola bajo el manteo.
En 2º de Bachiller dejamos el viejo caserón y nos trasladamos al Colegio Nuevo a una zona de huerta que más tarde sería uno de los ejes de expansión urbana de Valencia. En el bachiller continuaron los buenos profesores, licenciados con mayor nivel academico.
D. Salvador Aldana en Arte, los hermanos Guillem Tatay en Física y Química. De los clérigos estaban P. Antonio Genua, P. Eduardo Benlloch, D. José Luis Ibáñez (El Palanca) en Física 2º, D. Timoteo (El Sapo) en Matemáticas y Química 3º y 4º. Y D. José Landaluce (El Papón) en Francés 5º.
En tercero se hace cargo de la clase D. Félix Arranz. Buen profesor y con gran capacidad de liderazgo, que me recuerda al antiguo héroe soviético, reconvertido en taxista, de la película Good Bye Lenin. D. Félix era el macho α del ideario educativo de la época.
Nos inculcó tal sentimiento de grupo que al curso siguiente nos tuvieron que dispersar pues pensaron que éramos inmanejables. Teníamos himno, escudo, lema… hacíamos el mural de clase, excursiones, todo tipo de actividades… Pero fue el único profesor al que recuerdo pegar una bofetada a un compañero (con 13 años!) por llevar una pulserita de tela en la muñeca.
Años más tarde nos enteramos de que, luego de un tiempo en Chile, se había salido y que vivía con su mujer e hijos. De regreso siguió dando clases en El Pilar y luego montó una academia. Fuimos a verlo a su casa un grupo de sus antiguos alumnos. Se sometió a nuestro interrogatorio. Para mí que era consciente de que su antigua actitud educativa estaba ya fuera de lugar.
(En respuesta a Francisco Morales Gabriel)
Francisco, muchas gracias por tu comentario; y por compartir gratos recuerdos sobre aquella etapa tan llena de vida.
El artículo es una buena aproximación a la realidad de aquellos años aunque incompleta y, en algún punto, imprecisa. Llegué a conocer a D. José Landalice con dos brazos y drbo precisar que su francés dejaba mucho que desear (yo venía de la Allianza Francesa). No señala que una característica de aquellos años era que el mismo profesor igual te daba matemáticas que francés, hidrologia española que física y química…Solo algunos profesores (Cano Manuel) tenían una excelente formacion.
El marco que señala es el seguido por la Educación es España. Hubiera sido interesante conocer sus previsiones para el inminente y preocupante futuro.