7 LA REVOLUCIÓN
Se han subrayado las distintas capas, sensibilidades y emotividades (a menudo contradictorias) que poblaron el breve período republicano.
Una de esos hilos es el de la revolución, e implicó la muerte definitiva del proyecto republicano.
En octubre de 1934 socialistas, anarquistas y nacionalistas catalanes se sublevaron contra la República. La sublevación se sofocó pero dejó a la república tocada de muerte.
La izquierda obrera vivió este fracaso como una experiencia fallida; conociendo el camino tratarían, en un futuro, de no repetir errores.
En 1936, con la subida al poder del Frente Popular, la radicalización del escenario internacional sedujo a la izquierda hacia la vía revolucionaria. En Europa se extendían toda clase de movimientos políticos de masas (comunismo, anarquismo, fascismo, nacional- socialismo…).
El completo control gubernamental era la oportunidad para la eliminación de la derecha y, mediante retorcimientos legales, convertir la república en un régimen totalitario de izquierdas.
https://www.elmundo.es/grafico/la-aventura-de-la-historia/2016/02/15/56c2165e22601d12128b4599.html
El fantasma de «la revolución»
En los capítulos anteriores hemos abordado cómo la ambigüedad al aplicar el marco jurídico, en colisión con posicionamientos emocionales o simbólicos, fue uno de los imposibles que llevó al fracaso a la República.
Es Clara Campoamor quien en «La revolución española vista por una republicana» objetiva el fantasma revolucionario que, a su juicio, traicionó a la República nacida el 14 de abril.
Campoamor capta claramente (como no podía ser menos) cómo el hundimiento del Partido Republicano Radical por escándalos de corrupción en diciembre de 1935 pondría a la República a merced de unas fuerzas que la petarán.
Y, más tarde, la decisión el 21 de julio de 1936 del gobierno, de entregar armas a las milicias populares dejó sin alternativas al ejército sublevado.
En su libro, escrito en Suiza cuando se va por propia iniciativa en el 37 harta del ostracismo a que está sometida por los republicanos, cuenta sus impresiones sobre el miedo, la inseguridad y la violencia que se vivía en las calles tomadas por las milicias populares. De lectura muy recomendable.
Al poco, la dinámica y el peso de la guerra, junto con los cambios en los escenarios europeos mandaron al traste el proyecto republicano.
La bibliografía posterior (de un lado u otro) obvia el fantasma revolucionario. Un fantasma que se cebó en las clases medias, que tan bien paradas saldrían, luego, con el franquismo. No vale la pena pues llorar sobre la leche derramada.
Y luego en el escenario internacional se producirán unos cambios muy rápidos y con equilibrios muy precarios. La dictadura franquista, que había logrado un triunfo aplastante sobre sus enemigos, preferirá pasar de puntillas sobre su pasado y sus vergonzantes alianzas.
Se mitificó negativamente la República. El franquismo echó una abundante capa de hormigón sobre el período. Aquello había sido cosa de rojos, comunistas o masones y cuanto antes se olvidase, mejor.
en el colegio se nos transmitía la mitología nacional- católica; sin indagar sobre revoluciones en el período, todo él entregado al Mal por los enemigos de España
Y el mito republicano construído por la izquierda reproducirá, pero a la inversa, el mito franquista.
Con un relato de fácil digestión para las dóciles generaciones que surgirán en la Transición.
La II República es una etapa muy compleja, como los períodos que se inician con la Restauración canovista o con la Constitución del 78.
A diferencia de las sociedades anglosajonas, la política (y los políticos) siempre por detrás de la sociedad.
Un saludo.
Un punto de vista de la historia moderna muy interesante. Ya sabemos que la Historia, como la Verdad, tiene muchos ángulos. El que da vida el autor, es muy sugestivo.